sábado, 17 de febrero de 2007


El camino que guía mi vida me llevó a adentrarme en un gran túnel, sostenido sobre lo que yo creía que eran gruesos pilares. Vivía seguro en la inmensidad de mi oscuro camino, hasta que un día se quebró la primera de las columnas que sostenían mi vida. En ese momento no le di mayor importancia pues aún quedaban muchas para sotenerlo, por lo que seguí adelante sin preocuparme por eso. Mas ahora que me doy cuenta me río de mi ignorancia, mientras seguía recorriendo mi camino los pilares que iba dejando atrás iban cediendo uno tras otro. Quizá fuera fallo mío, quizá los palos que recibí, las veces que tropecé y me apoyé en ellos fueron demasiado peso que soportar..., lo único que sé es que se fueron viniendo abajo y con ellos mis esperanzas de seguir recorriendo el túnel.

Ahora me veo sosteniendo la última de las columnas que me permitirían atravesar el túnel. Siento pánico, creo que estaba cerca de la salida. Siento que me invade la frustración. No dejo de preguntarme cuál es el porqué de esta situación, ¿por qué a mi?, ¿por qué ahora? Cuando ya estaba tan cerca de volver a alcanzar la luz del exterior... Estas preguntas me atenazan la cabeza. Algo ha vuelto a hacer temblar todo el túnel, hay nuevos desprendimientos. El pilar tiembla, siento miedo, lo agarro con todas mis fuerzas. El polvo se mete en mis ojos haciendo que de ellos comiencen a brotar lágrimas, pero... ¿Seguro qué es por el polvo? Lo dudo.

Miro hacia arriba, el túnel se viene a bajo, mi vida se derrumba sobre mi. Justo antes de ser sepultado soy capaz de ver un pequeño rayo de luz que se filtra por una grita. Pienso en ti, sonrío y cierro los ojos...

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